lunes, 12 de mayo de 2008

Timidez


Antes de nada he de advertir que, en la copia de que yo dispongo, justo después de este poema aparece el título de otro ("El disfraz de la timidez") que no tiene contenido alguno. No sé nada de la suerte de este otro poema, si existió y el copista no lo transcribió por escrúpulo crítico o pereza, o si simplemente fue una intención frustrada del poeta.
Por lo que hace al contenido del poema que comentamos, es sorprendente esta declaración de timidez por parte de Rastrilla, que siempre ha demostrado su personalidad de manera harto desenvuelta. Se ha de referir, sin duda, a sus dificultades en la tarea de la seducción amorosa, según se infiere del último verso (por cierto, en el que el sentimiento amoroso cobra una casi obscena tangilibilidad: ...para palpar un AMOR). Casi me aventuro a conectar esta declaración de timidez con el episodio ya comentado del regalo de la zapatilla, y el rechazo de las dos chicas a las que festejaban en aquella coyuntura Chisum y él mismo. El hecho de que la escena que desencadenó la ruptura sucediera entre un gran grupo de amigos explicaría las apelaciones de Rastrilla a un plural indeterminado (¡Abridme las puertas!), así como la relación entre su sentimiento de timidez y el concurso de mucha gente.

Con respecto a la edición del poema, he mantenido las mayúsculas enfatizantes allí donde las he encontrado, considerando que la intesidad del clamor poético así lo requiere, aunque yo, particularmente (y por si a alguno le interesa), no soy muy partidario de esos efectos gráficos.

Creo que este poema es en el Andrés abusa de una sintaxis expresiva más sostenida (ya hemos hablado con frecuencia de de su debilidad por el apóstrofe), y es llamativo que exija en tono elevado a los demás la solución a la debilidad psicológica a la que alude. Son los demás, y no él mismo, los que deben abrir las puertas o romper las cadenas. Sea como fuere, este grito sostenido delata una dificultad sincera, y la angustia que ésta le produjo.


Timidez (Andrés Rastrilla)

¡Abridme las puertas
que tengo entre la mente!
No puedo con ellas
por ser un gran cobarde
cuando estoy con mucha gente.

¡Abridme las puertas,
juntad vuestras manos!

¡Romped las cadenas
que envenenan mis venas!

Con caídos tiranos,
con voces de cobarde
grito una y otra vez
sin palabras fijas
ya no sé ascender.

¡ABRIDME LAS PUERTAS
que estoy con dolor
las manos abiertas
para palpar un AMOR!

No hay comentarios: